sábado, 14 de junio de 2014 Publicado por María García Esperón Posted in

Luis Cernuda está sentado frente al espejo


caí en lo negro,
en el mundo insaciable.
L. C.


A la vida le rebosan los sobresaltos y las
ternuras cercenadas por manos misteriosas.
Alguien ha advertido desde un patio
inapreciable que no basta el silencio
para hacerse entender
por el amigo que escapa en la sombra.
A mi vida le toman el pulso
algunos proscritos y algunos imbéciles.
La mujer de cabellos sucios, de uñas
sucias y de encías desoladas,
es la patria que tuve.
De tanto devorar a sus hijos
enclenques le ha quedado el aliento
asqueroso: yo quería perpetuar el momento.
Cuando pasa la estación de las lluvias,
ese laberinto que jamás se extingue,
el antiguo muchacho se arriesga a saciar
su sonrisa de nuevo con sombras.
De nuevo los arpegios sin música
y el amor no me dicen sino tacaños
tesoros, mezquinos tesoros.
martes, 8 de abril de 2014 Publicado por María García Esperón Posted in

Efraín Huerta se retracta de todo



Los hombres que te odian no comprenden
E. H.

Los poetas cruzan la calle sin mirar a los coches,
se frotan la palma de las manos porque si no
no estarían contentos.
Van como locos de una plaza ruidosa
a otra plaza encantada, se escuchan deprisa
y apenas si comen arroz y aflicciones con leche.
Los poetas hacen que no ven cuanto ocurre
a su lado, sacian su sed de infinito
con mujeres de torsos desnudos
y con muchachos azules que sorben las rosas.
Se les puede cobrar el aire que respiran
sin gracia y, sin embargo, los poetas enjugan
el sudor con pañuelos de cuadros,
diferentes a otros pañuelos de cuadros
que jamás podrán enseñarse.
Los poetas se tornan tristes por nada.
No saben vivir, no saben morir, ni siquiera
saben anotar correctamente la palabra rasguño.
¿Por qué enmudecen los poetas
a las seis de la tarde? ¿Por qué se desabotonan
la camisa como si nadie estuviera?
Que alguien nos saque de dudas,
por dios.
jueves, 20 de marzo de 2014 Publicado por María García Esperón Posted in

Tres inhalaciones


Próximamente aparecerá en la colección "Helado de mamey" de Armargord, "Tres inhalaciones" de Luis Miguel Rabanal. Aquí, un poema de la parte central del libro:

GOTTFRIED BENN SE SACA UN POEMA DE LA MANGA


sin nadie a quien hablar y sin mujeres
G. B

El atardecer es un sarpullido increíble
cuando más despacio pasan los trenes.
Nadie va a preguntarme hoy
la hora tampoco, se dice el extranjero.

Las muchachas bullen con cintas en llamas.
El mago está cerca: busca en su fardel
la arrogancia y el tubo de aceite
para impedir la vida sin misericordia ninguna.
El mago se agacha a sonreírle
al tullido.

Donde la vejez se hace llamar
por la voz frugal que clarifica la tarde
allí acecha el trajín y la sombra el hombre
siniestro, sacude sus pies, está solo.
Es verdad que se humedece la tierra
y las algarabías del tiempo no son sino hilos
que trunca con sus dientes manchados
el pequeño canalla.